La pandemia de Covid-19 trajo consigo un deterioro sin
precedentes del mercado laboral colombiano, tanto por su rapidez como por su
magnitud. Alrededor de una cuarta parte del empleo previo a la crisis se
destruyó en marzo y abril, y si bien en mayo se registró un leve repunte de la
ocupación, sus caídas anuales siguen superando el 20%.
La destrucción de empleo fue generalizada, afectando tanto
zonas rurales como urbanas (aunque con mayor intensidad en estas últimas), y se
ha dado en proporciones similares en el segmento no asalariado y en el
asalariado, a pesar de que este último es más rígido.
Al inicio de la crisis, dada la imposibilidad de buscar
empleo, una buena proporción del empleo destruido fue absorbido por la
inactividad, lo que atenuó las alzas de las tasas de desempleo (TD), que aun
así fueron históricamente altas.
En mayo, en cambio, la entrada de inactivos a participar en
el mercado laboral comenzó a presionar al alza las medidas de desempleo. Ante
este panorama se pronostica una TD nacional promedio en 2020 que se ubicaría en
un rango entre 16,5% y 19,0%.
Al final del año esto dejaría la TD alrededor de 4,3 puntos
porcentuales (pp) por encima del nivel consistente con una inflación estable.
Este hecho, aunado a las señales de disminución en salarios, indicaría una
amplia holgura del mercado laboral durante el segundo semestre del año, lo que
se traduciría en presiones a la baja en la inflación vía costos salariales.