Según el informe del Índice Global de Complejidad Empresarial, aspectos como la inestabilidad política, inflación y desaceleración son los mayormente relacionados con el riesgo que puede traer el hacer negocios en los países. En un mercado altamente competitivo como el colombiano, es de vital importancia que las empresas cuenten con una estrategia empresarial sólida para diferenciarse y alcanzar el éxito.
Según la Encuesta de Opinión Financiera (EOF), elaborada
por Fedesarrollo y la Bolsa de Valores de Colombia (bvc), hay expectativas de
que la inflación para junio de 2023 cierre en un 12,21% y para diciembre de
este mismo año en 9,22%. Sin embargo, es fácilmente perceptible la
incertidumbre por parte de los líderes empresariales sobre los retos que se
pueden presentar en las organizaciones frente a las dificultades que hay a la
hora de hacer negocios. Según el Marco Fiscal de Mediano Plazo 2023 se prevé
que para el 2024 el PIB será de 1,5%, para el 2025 en un 3% y entre el 2026-2034
en un 3,2%.
Esto sería una realidad si las compañías van de la mano de
estrategia bien desarrolladas que también puedan generar un impacto positivo en
el entorno, por ejemplo, a través de prácticas sostenibles, responsabilidad
social corporativa e innovación, contribuyendo así al crecimiento económico y
social de la comunidad.
Por eso, Enconcreto, empresa enfocada en la estrategia de
diferentes multinacionales, establece los pasos fundamentales para lograr una
ejecución efectiva evaluando los resultados de las estrategias, realizando
ajustes y mejoras continuas en el proceso según las necesidades de cada
compañía:
1. Análisis
exhaustivo del entorno en el que opera la empresa: analizar factores externos
como la competencia, las tendencias del mercado, los cambios tecnológicos, las
regulaciones gubernamentales, las oportunidades y amenazas que surgen,
proporciona información valiosa para identificar posibilidades que la empresa
puede aprovechar y amenazas a las que debe hacer frente.
2. Definir la
aspiración y el propósito de la empresa: la aspiración representa la
declaración del futuro deseado de la organización, mientras que el propósito
define su razón de ser. Estas declaraciones brindan una dirección clara y
establecen los valores fundamentales de la organización. Una vez afianzados la
aspiración y el propósito, se deben establecer objetivos claros y medibles a
largo plazo. Estos objetivos deben ser específicos, alcanzables, relevantes y
con un plazo de tiempo determinado. Pueden abarcar áreas como el crecimiento de
ventas, la expansión geográfica, la rentabilidad o la satisfacción del cliente.
3. El análisis
interno: evaluar los recursos internos de la empresa, a la par de fortalezas y
debilidades. Esto incluye analizar la estructura, procesos operativos, las
capacidades del personal, la cultura corporativa y los activos tangibles como
la tecnología y las instalaciones. Este análisis ayuda a identificar áreas en
las que la empresa se destaca y áreas que requieren mejoras. Con base en el
análisis del entorno y de los recursos internos, se deben desarrollar
estrategias que permitan alcanzar los objetivos establecidos. Estas estrategias
pueden incluir el ingreso a nuevos mercados, el desarrollo de nuevos productos
o servicios, la adquisición de competidores, la optimización de procesos
internos, entre otros enfoques.
De la mano de la experiencia, Maria Teresa Calderón, CEO y
Fundadora de Enconcreto, resalta que: “al comprender estos elementos, la
empresa puede identificar oportunidades de crecimiento, cambios en la demanda
del mercado y posibles amenazas. Además, al considerar su posicionamiento
diferencial, la empresa puede destacarse de la competencia y crear un valor
único para los clientes, lo que contribuye a su ventaja competitiva y
rentabilidad a largo plazo”.
Llevar las estrategias a la acción implica ejecutar los
planes tácticos y poner en marcha las iniciativas estratégicas. Una comunicación clara y una gestión adecuada
del cambio son fundamentales para garantizar que todos los miembros de la
organización estén alineados y comprometidos con la estrategia.
“Es importante realizar un monitoreo constante y evaluar los resultados en comparación con los objetivos consolidados. Esto implica establecer indicadores clave de rendimiento y utilizar herramientas de control para evaluar el progreso y realizar ajustes si es necesario. El aprendizaje y la mejora continua son parte integral de una estrategia empresarial exitosa” concluye Calderón.
El coste de adquisición de un cliente, la satisfacción de
los compradores, el margen comercial y los gastos fijos son otros de los
indicadores clave para medir el éxito es un flujo de caja saludable y
creciente; las empresas pueden enfrentarse a la inflación teniendo claros
cuáles son sus gastos en cada proceso. La rentabilidad sostenida y en
crecimiento es un indicador de que la estrategia está generando valor para la
empresa, mientras que un crecimiento no rentable puede indicar la falta de
viabilidad de la estrategia a largo plazo, brindando un reflejo de la capacidad
de la empresa para generar beneficios y mantener un crecimiento sostenible.