Le Mans, 1966. Después de seis
años de dominio de la escudería Ferrari en una de las carreras más prestigiosas
del mundo, las 24 horas de Le Mans, la marca Ford apuesta por un innovador
modelo, el GT40. Detrás de él está un dúo de temerarios, el visionario y
conciliador Carroll Shelby (Matt Damon), antiguo piloto y diseñador de carros,
y Ken Miles (Christian Bale), piloto británico con un enorme talento detrás del
volante, pero con un ego aún más grande. Encargados por el mismo Henry Ford II,
nieto del creador de la marca, de hacer un modelo que pueda vencer al de
Ferrari, el dúo se ve obligado a dejar de lado sus diferencias y trabajar en
equipo para luchar contra presiones corporativas, el plazo límite que se acerca
cada vez más, sus demonios personales, y hasta las leyes de la física, para
lograr construir el mejor vehículo de carreras de la historia en el año 1966.
Una historia real, emocionante e intensa en la cual los
hombres detrás del volante son tan dinámicos como las máquinas que manejan.
–Hollywood Reporter.
‘Contra lo imposible’ brilla en su muestra de la adrenalina
pura de la carrera —“un cuerpo que se mueve a través del espacio y del tiempo”,
como un personaje lo dice— y es, en esos momentos, tan cautivadora, que demuestra
que nada le gana a la emoción de la competencia. –IndieWire.
Contra lo imposible plasma un momento único en la historia
del automovilismo. Gracias a un desarrollo exponencial de la tecnología
automotriz en los años precedentes, los carros se estaban volviendo cada vez
más rápidos y livianos, es decir, más peligrosos. “Estos personajes manejan
dentro de una coraza de aluminio a 300 kilómetros por hora alrededor de una
pista. El milagro que fue su audacia y su supervivencia bajo estas circunstancias
es algo que realmente quería transmitir”, afirma el director James Mangold.
En este sentido, Mangold (Logan, Walk the Line, Child,
Interrupted) quería que siempre fueran los actores quienes estuvieran
manejando, y usar la menor cantidad de dobles de riesgo o de efectos digitales
posible: “quería que se sintiera como si uno estuviera ahí mismo. El espectador
ve y escucha las tuercas que traquetean en el chasis del carro, siente la
vibración del motor, percibe completamente hasta qué punto están forzando este
vehículo y cuán cerca está de explotar.”
No obstante, más allá de la espectacularidad de las
carreras, Contra lo imposible es, en el fondo, una historia de amistad, de dos
hombres muy distintos que asumieron el reto de perseguir la perfección, y al hacerlo
dejaron una marca en el mundo del automovilismo para siempre.