El equipo de Investigaciones Económicas, Sectoriales y de Mercado del Grupo Bancolombia acaba de hacer la actualización de sus proyecciones económicas para 2023 y 2024. A continuación, detallamos los elementos más importantes de estos nuevos escenarios:
Crecimiento económico
Las actividades de servicios relacionadas con el entretenimiento y la recreación, junto al sector financiero y de seguros y la minería exhibirían los mayores registros de crecimiento
este año. Entre tanto, es razonable prever que la construcción, el sector de comercio, transporte, alojamiento y comidas, y las actividades manufactureras se vienen enfrentando a un año de retroceso en su producción.
De cara a 2024 esperamos un año en el que la actividad económica empiece a repuntar paulatinamente, de modo que el crecimiento trimestral gane tracción conforme el año avanza y las tasas de interés se reducen. Sin embargo, en los registros de crecimiento anual del PIB jugará en contra un efecto de arrastre estadístico negativo ante la lenta dinámica de 2023, de modo que este factor lleva a que se modere el pronóstico de crecimiento del próximo año a 0,9%.
Estas cifras engloban un contexto en que el momento más bajo de la débil fase del ciclo económico actual llegaría un par de trimestres más tarde de lo antes previsto. En ese orden de ideas, el deterioro del mercado laboral también sería más progresivo, tal que las mayores tasas de desempleo se verían durante 2024.
Inflación y tasas de interés
Por otro lado, en lo referente a los precios, la evolución reciente ha confirmado que en marzo se superó el máximo de inflación anual. Así pues, la tendencia a la baja que inició durante el segundo trimestre del año será la que predomine durante el resto de 2023 y en 2024.
Con esto en mente, se mantuvo inalterado el pronóstico de inflación de cierre de 2023 en 9%, resultado del balance de las fuerzas al alza que ejercerá la materialización de un Fenómeno de El Niño en el segundo semestre en contraposición al mejor comportamiento reciente de la tasa de cambio. Entre tanto, el efecto acumulado de la situación climática en 2024 impactará la inflación de modo que elevamos el pronóstico de cierre de ese año de 4,8% a 5,3%.
Ante este entorno, es razonable pensar que el accionar del Emisor será cauteloso. Mientras la evolución reciente de la inflación permitiría confirmar que el nivel actual de tasa será el máximo de este ciclo, la perspectiva sobre cuándo iniciaría la fase de recortes se retrasó del tercer al cuarto trimestre de este año, en la medida en que la inflación básica aún no ha dado señales claras de convergencia y que el Fenómeno de El Niño podría presionar las expectativas de inflación al alza en futuras lecturas.
Sector externo y tasa de cambio
Tal como se comentó en la actualización anterior, una de las consecuencias positivas de una fase de débil crecimiento económico es que habrá una reducción de la vulnerabilidad externa del país, tal que los cambios en la situación financiera internacional nos impactarán de una forma menos pronunciada durante los próximos años en comparación a lo vivido en 2021 y 2022.
Así pues, el déficit de cuenta corriente de este año se moderaría hasta 3,6% del PIB frente al 6,2% registrado en 2022, y se volvería a reducir ligeramente en 2024 hasta 3,3% del PIB.
Entre tanto, luego de un segundo trimestre muy favorable, es previsible que los determinantes técnicos se traduzcan en una leve devaluación del USDCOP frente a los niveles recientes, tal que promedie cerca de $4.368 en el segundo semestre del año. Luego, un entorno financiero internacional más favorable en 2024 permitirá un ligero fortalecimiento, tal que promediaría $4.345.
Perspectivas fiscales
Por último, en el frente fiscal mantuvimos inalterado el pronóstico de déficit del Gobierno Nacional Central de 2023 en 4,4% del PIB, mientras incrementamos el de 2024 hasta 4,8% del PIB. Esto es resultado de la propuesta de manejo fiscal que planteó el Gobierno en el Marco Fiscal de Mediano Plazo que se publicó en junio, en donde quedó claro el objetivo de incremento del gasto público con vocación permanente, mientras las fuentes de ingresos que permitirían estos mayores recursos tienen un margen de incertidumbre más elevado para materializarse.
Esto implicaría que, luego de una caída adicional de la deuda pública en 2023, posible por el alto crecimiento del PIB nominal y la revaluación del USDCOP, desde 2024 los pasivos del Gobierno en relación con el PIB volverían a emprender una tendencia alza.