Por Ángel Vargas, VP de Asesoría de Inversión en Credicorp Capital, empresa del Grupo Credicorp
Ante escenarios de alta incertidumbre las inversiones
tienden a verse afectadas de forma negativa y los inversionistas suelen buscar
refugio en activos altamente seguros y de poca o nula volatilidad, como
depósitos a la vista. Sin embargo, también es cierto que en este tipo de
ambientes se abren oportunidades relevantes para generar valor ¿Cómo aprovecharlas
correctamente sin frustrarse en el intento?
Lo primero que debe ocurrir es identificar el portafolio
correcto para el inversionista. Para lograrlo hay que ir paso a paso, primero
identificando el tiempo durante el cual se pueden mantener invertidos los
recursos, si es menor a un año se considera de corto plazo, si está entre 1 y 3
años puede ser considerado de mediano plazo y mayor a 3 años en general es
largo plazo.
El siguiente paso es determinar el monto total de la
inversión, haciendo un ejercicio claro de los recursos que puedan estar
efectivamente invertidos en el total del plazo mencionado anteriormente o, en
su defecto, tener claro que parte tiene vocación de mayor plazo y delimitar las
necesidades de recursos de corto plazo.
Luego, es necesario determinar los objetivos particulares a
lograr en dicho horizonte, ya sea cubrir necesidades de caja, maximizar la
rentabilidad, preservar los recursos con una rentabilidad mínima, etc. Una vez
hechos esto es necesario identificar el producto que mejor se ajusta a los
pasos anteriores.
De esta forma, hay que revisar todos los atributos y
características de los productos, porque un portafolio en renta fija puede ser
invertido a través de títulos directos si el tamaño lo permite, pero también si
el tiempo al vencimiento de dichos títulos hace sentido para los objetivos.
También es cierto que para montos pequeños la
diversificación se logra con opciones como fondos de inversión colectiva,
fondos voluntarios y plataformas digitales, que tienen pre definidos productos
para armar la receta ideal o incluso portafolios diversificados por perfil,
buscando que la relación riesgo – retorno permanezca en buen balance.
Con el paso del tiempo, una vez depurado el portafolio
óptimo para el inversionista, hay que determinar la participación de los
recursos que se quiera usar para aprovechar oportunidades puntuales. Esta
también debe tener una participación acorde al perfil de riesgo del cliente, y
sin superar el 30% en caso de que sea un perfil muy dinámico.
Es necesario aceptar que las oportunidades pueden o no
materializarse en el corto plazo, es decir, opciones con cero riesgos son
escasas o nulas. De esta manera hay que delimitar cuánto riesgo se quiere
asumir, especificando niveles esperados de entrada y salida con utilidad o
pérdida.
La anterior aproximación se conoce como portafolio núcleo –
satélite, siendo la parte núcleo el portafolio de plazo definido para
maduración y la parte satélite la inversión en oportunidades puntuales de
mercado.
En este punto, es necesario recordar que las oportunidades
puntuales se leen de acuerdo con el perfil de riesgo de cada cliente, por
ejemplo, un perfil muy conservador que usualmente solo invierte en renta fija o
capitales protegidos puede ver la inversión de un 5% de sus recursos en
acciones como una oportunidad puntual y completamente táctica.
Es claro que los perfiles más dinámicos típicamente tienen
una participación más alta en acciones, atadas a horizontes de maduración más
largos, con lo cual las oportunidades puntuales son otras.
Finalmente, es importante tener en cuenta que tanto para la
parte núcleo como para la parte satélite se requiere de un buen análisis basado
en fuente razonables y datos claros que permitan tomar decisiones más claras y
no fundamentadas en emociones o efectos rebaño del mercado. Esto, junto a la
disciplina y los niveles recomendados por expertos son claves para evitar verse
envuelto en resultados muy negativos, que disminuyan significativamente los
recursos iniciales.
Recuerde que el portafolio correcto para cada cliente es aquél que se ajusta a su perfil de riesgo, pero también a los objetivos particulares buscados. Asesorarse permite tomar decisiones más claras del balance de riesgo – retorno al cual se están exponiendo los recursos.