miércoles, junio 28, 2023

¿Oler es igual que saborear? Así es como el alcohol vínico transforma el arte de elegir un perfume

 


¿Recuerdan la película El perfume? La ciencia detrás de extraer fragancias de elementos insospechados no es algo solo de la ficción. Además de las frutas y las flores, los aromas para el cuerpo pueden provenir de objetos que, al olerlos, remiten a experiencias —como aquellas velas con fragancia a libro—, o de productos que estimulan los sentidos, como los extraídos del vino.

Y es que recientemente se ha hablado del «alcohol vínico» como un insumo para la fabricación de perfumes. No se trata de oler a vino, sino de fragancias realizadas con las mismas técnicas de destilación y añejamiento, que permiten transformar la experiencia olfativa en algo muy cercano a una cata de sabores.

Elegir un perfume es más que «oler rico»

Un perfume adecuado es una elección cuidadosa. Los aromas varían según la piel, el clima y hasta la ocasión, si se quiere. Por eso, para catar un perfume, existe la pirámide olfativa, que se compone de tres etapas: Notas de salida, de corazón y de fondo.

Los aromas que el perfume emana durante los primeros 15 minutos al contacto con la piel son los más frescos y se volatilizan muy rápido. Luego vienen los aromas que permanecen por más de cinco horas (notas de corazón), que son los determinantes a la hora de elegir la fragancia, pues son los de mayor permanencia en el cuerpo. Al final surgen las notas de fondo o base, que le dan profundidad a la fragancia pasadas dos horas de la aplicación y componen el aroma final del producto.

Alcohol vínico: oler es casi como saborear

En el proceso de elegir el perfume adecuado, entonces, entran a jugar los diferentes matices que tiene una fragancia. Son muchos, a veces muy complejos, y saberlos identificar abre las puertas de la percepción en materia de perfumes.

En el país, O Boticario es una de las marcas que ha posicionado este      proceso innovador de perfumería que implementa las técnicas de destilación y añejamiento del vino, con una serie de fragancias para hombres llamadas «Malbec», un nombre que homenajea y simboliza el rubro en el que se inspiran.

Con la técnica del alcohol vínico se hace más palpable el arte de «paladear» un buen aroma, porque emula la manera como se degusta esta bebida. «Lo interesante del proceso con el alcohol vínico es lograr que, al ser fragancias, estas no se desvinculen del entorno del que se inspiran, de manera que apreciar una fragancia sea equivalente a degustar un buen vino», explican los expertos de la marca .

El reto para estos expertos era traducir en fragancia la fuerza y el carácter del mundo de los vinos a partir de procesos derivados de dicha industria, y convertir esto en un significado de masculinidad, sensualidad y poder de atracción, teniendo en cuenta que los aromas influyen en la confianza y seguridad de las personas.

Este proceso innovador derivó en las fragancias de Malbec Magnetic, Classic, Club, Vert y Bleu, entre otras, dirigidas al público masculino que ha sido un sector fuerte en el consumo de fragancias, históricamente.

Y es que, al analizar los aromas fabricados con alcohol vínico, hay una directa relación con el mundo del vino, porque se pueden describir con notas de enebro, nuez moscada, cedro, sándalo, guayaba, bergamota, ciprés, entre otras.

Para quienes conocen de destilados, el ejercicio de degustar con el paladar y el olfato arroja las mismas características. Se mezclan las frutas, las raíces, las maderas de las barricas. Lograr desentrañar los componentes es lo que separa el «oler o saber bien» de una verdadera apreciación con los sentidos.

Al poner en práctica el procedimiento de la pirámide olfativa, elegir un perfume adquiere otro sentido.