La vivienda propia es una inversión sólida y una opción más favorable que el pago de un canon de arrendamiento, especialmente en momentos de incremento de los precios debido a la inflación y la situación actual. Comprar una vivienda ofrece una serie de beneficios y ventajas a largo plazo, tanto económicas como emocionales que empoderan a las familias colombianas.
“Aunque existen fluctuaciones en el mercado inmobiliario, en general, al adquirir una vivienda propia se está invirtiendo en un activo que, si se elige bien, puede aumentar su valor a largo plazo. Esto significa que, además de disfrutar de un lugar para vivir, también se está construyendo un patrimonio que puede generar ganancias en el futuro”, asegura Felipe Echavarría, gerente de crecimiento de Home Capital Outlet.
Según el Dane, en 2022 el 39 % de los hogares del país vivía en una vivienda propia, totalmente paga o en proceso de pago, y el 40,2 % vivía en arriendo o subarriendo. De acuerdo con la entidad, los arriendos tienen un mayor afectación al bolsillo cuanto menor sea el ingreso del hogar. Otros estudios también han revelado que a los colombianos el sueldo no les alcanza para subsistir mensualmente, y el costo de vida cada vez es más alto.
Vamos a lo práctico, un apartamento con 65 metros cuadrados, 3 habitaciones, 2 baños, con garaje, y ubicado en zonas estratégicas, con vías de acceso, cerca a colegios, universidades, centro comerciales, entre otras, tiene un precio en el mercado de $250.000.000, por lo que una cuota de crédito hipotecario mensual sería de $2.616.000, y requeriría de 20 años para pagarlo en su totalidad. *Tasa de interés calculada sobre el 1.385% mes vencido.
Ahora bien, por este mismo inmueble, una persona estaría pagando un canon de arrendamiento en promedio de $2.100.000, es decir que a los mismos 20 años habría pagado 504 millones de pesos en arriendo, sin que este pago genere un incremento de su patrimonio, teniendo en cuenta que en este valor no se tendría en cuenta el incremento anual que dependerá de la inflación del país.
En este sentido, alquilar una propiedad no ofrece la posibilidad de aumentar el patrimonio personal. Además se deben pagar incrementos que pueden dificultar la planificación financiera y afectar la estabilidad económica de una persona.
Por su parte Echavarría afirma que, “esto implica una presión adicional para las familias, ya que muchas de ellas no podrán permitirse pagar los arriendos en los sectores donde solían vivir, lo que las obliga a desplazarse hacia otras áreas de la ciudad. En algunos casos incluso se ven obligadas a mudarse y renunciar a ciertas comodidades”.
En contraste, al invertir en una vivienda propia, se realizan pagos mensuales del crédito hipotecario, que también dependen del tamaño y la ubicación de la propiedad, pero con la diferencia de que, una vez se finalice el pago, se dejará de tener esa carga financiera. Además, al ser propietario de la vivienda, se tiene la posibilidad de personalizarla y adaptarla a las necesidades y gustos individuales, algo que no se puede hacer en una propiedad en arriendo.
En resumen, la vivienda propia ofrece beneficios económicos a largo plazo y estabilidad financiera, además de la posibilidad de construir un patrimonio.