Colombia se encuentra en vísperas de unas elecciones cruciales que se llevarán a cabo el próximo 29 de octubre. Sin embargo, en medio de la expectativa política, también se cierne la sombra de posibles ataques cibernéticos que podrían amenazar la integridad del proceso electoral.
En las últimas semanas el país fue foco de diversos
ciberdelitos que afectaron al Ministerio de Salud, el Sistema Judicial, la
Superintendencia de Industria y Comercio, la Superintendencia de Salud entre
otras entidades, además de diversas cuentas personales de candidatos. Bajo este
contexto, las autoridades colombianas temen que las elecciones se encuentren en
un riesgo latente de ciberataques, por lo que ahora se están intensificando los
esfuerzos para contrarrestar estos ataques cibernéticos, reconociendo la
necesidad crítica de salvaguardar la integridad del proceso electoral.
“Las elecciones representan un momento atractivo para los ciberdelincuentes, ya que, ante la atención pública, la complejidad de las operaciones y la necesidad de información y comunicación en tiempo real, es el momento idóneo para ejecutar sus ataques. Durante este período, los tipos de ciberataques más comunes incluyen el envío masivo de noticias falsas, malwares para la adulteración de resultados, la creación de dominios maliciosos y la difusión de deepfakes. Estos ataques buscan desestabilizar el proceso democrático y sembrar la discordia en la sociedad.” explicó José Castro, gerente general de Noventiq Colombia, firma especializada en ciberseguridad y transformación digital.
Las consecuencias de los ciberataques en las elecciones van más allá de la alteración de resultados. Estos delitos buscan socavar la confianza en el proceso democrático, promover campañas de odio y desacreditar tanto a las entidades públicas como a candidatos. Para evitar estos escenarios, votantes, el Estado y actores involucrados deben colaborar estrechamente, implementando medidas robustas de ciberseguridad y promoviendo la conciencia pública.
El voto a distancia y la ciberseguridad
Por otro lado, en un contexto donde Colombia, con su geografía diversa y remota, enfrenta desafíos para enviar y recibir información en las regiones más alejadas. La tecnología se convierte en una aliada fundamental para superar esta dificultad y garantizar que todos los votantes tengan acceso a la información electoral esencial. Sin embargo, esta modalidad también se vuelve vulnerable a ciberataques por lo que es imperativo fortalecer la ciberseguridad en este proceso, garantizando la integridad y confidencialidad de los votos emitidos desde cualquier lugar del país.
La Registraduría de Colombia, en su esfuerzo por abordar la falta de comunicación en zonas distantes, ha implementado el programa 'La Registraduría Conecta a Colombia'. Utilizando la tecnología Starlink de Elon Musk, se instalan antenas satelitales en más de 200 municipios, facilitando la rápida transmisión de resultados electorales, asegurando la rápida digitalización de los resultados en las mesas de votación y su inmediata transmisión a los centros de procesamiento y proporcionando conectividad continua a comunidades marginadas.
“Así como la tecnología se erige como pilar fundamental para que las personas de zonas remotas accedan a su derecho al voto, también es importante destacar que se deben plantear medidas que promuevan la seguridad y resguardo de cada voto emitido. Casos recientes como el de Ecuador, dónde el Consejo Nacional Electoral (CNE) apuntó que la plataforma de voto telemático sufrió ataques cibernéticos que “afectaron la fluidez” para acceder a la votación, nos recuerda la fragilidad de los sistemas de votos a la distancia. Brechas de ciberseguridad pueden comprometer la integridad del proceso. Es esencial aprender de estas experiencias y reforzar las defensas para garantizar un voto a la distancia seguro y protegido.” agregaron desde Noventiq.
Mantener elecciones justas y democráticas, donde se respete el derecho de todos los ciudadanos, radica en la preservación de la integridad del proceso electoral. La ciberseguridad se erige como el pilar fundamental para asegurar que cada voto cuente y que el proceso democrático en Colombia perdure sin amenazas cibernéticas.