BBVA ha fijado objetivos intermedios para descarbonizar su cartera en cuatro industrias intensivas en emisiones de CO2. Tras comprometerse en marzo a dejar de financiar el carbón en 2030 en los países desarrollados y en 2040 en el resto, la entidad financiera anuncia ahora que reducirá la intensidad de carbón en cuatro nuevos sectores.
Entre 2020 y 2030 BBVA se compromete a reducir la intensidad de carbono de su cartera crediticia en un 52% en generación eléctrica; un 46% en la fabricación de automóviles; un 23% en la producción del acero; y un 17% en la producción de cemento.
Estos sectores, junto al carbón, representan el 60% de las emisiones de CO2 mundiales. El banco centrará sus esfuerzos en acompañar a sus clientes con financiación, asesoramiento y soluciones innovadoras en el esfuerzo conjunto de descarbonización.
“La fijación de estos objetivos para 2030 supone un paso más en nuestro compromiso de ser neutros en emisiones de carbono en 2050. Es también una oportunidad para seguir apoyando a nuestros clientes en su transición sostenible", declaró el presidente de BBVA, Carlos Torres Vila.
BBVA hizo este anuncio en el marco de la COP26 que se celebra estos días en Glasgow y que, según los principales líderes mundiales congregados, es “la última oportunidad” para limitar el aumento de la temperatura del planeta a 1,5ºC, respecto a la era preindustrial.
Seguirá unas métricas de intensidad de emisiones por unidad de producción, con un punto de partida en 2020 y un objetivo para 2030 para los cuatro nuevos sectores. Dichas métricas de intensidad siguen la metodología SDA (Sectoral Decarbonization Approach) y están alineadas con PACTA (Paris Agreement Capital Transition Assessment).
El papel de la banca es fundamental como financiador de todos los sectores productivos. La influencia que, mediante dicha financiación, se puede ejercer en el comportamiento de sus clientes y en su desempeño medioambiental, se ha puesto de manifiesto por el mercado y los reguladores. Las empresas van a protagonizar esa descarbonización a través de la transformación de sus modelos productivos, haciéndolos más eficientes energéticamente.
Tal y como se establece en el Acuerdo de París, los flujos financieros deben ser coherentes con una trayectoria baja en emisiones de gases de efecto invernadero y un desarrollo resiliente al clima para mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de 2°C respecto a la época preindustrial y, si es posible, de 1,5°C.
En línea con sus compromisos, BBVA toma como referencia los escenarios de 1,5ºC, concretamente el escenario de cero emisiones netas de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés). Este nuevo escenario adelanta la neutralidad de emisiones al año 2040 para la generación eléctrica y plantea un parque automovilístico con un 86% de coches eléctricos en 2050.