Cocinar
con conciencia, es la filosofía de Sandra Schmebling, una colombiana con una
rara mezcla en su sangre: su abuelo alemán, su abuela, boyacense, fueron el
origen de dos generaciones dedicadas al universo de la culinaria. Su padre fundó
Helados Robin Hood y ella a sus 21 años, recibió la responsabilidad de manejar
el servicio de todas las cafeterías de la Fundación Santa Fe. Allí estuvo 10 años
después de los cuales se especializó en el catering para eventos de todo
tipo.
Ahora,
al frente de su restaurante La Nana, ubicado en 1290 Plaza Gourmet en Torre
Bicentenario, en el centro de Bogotá, continúa fiel a su pensamiento: “no se
trata de llenar a la gente; se trata de alimentar a los comensales con
responsabilidad”. Por eso en La Nana, con especialidad en cocina casera, no se
emplean productos artificiales. No usan caldos concentrados, salsas
industrializadas ni compuestos llenos de preservativos que bajan costos y
calidad.
Menús
equilibrados, con los componentes que necesita el ser humanos para funcionar
durante la jornada de trabajo, y las cantidades suficientes, conforman la carta
de La Nana, que con menos de cuatro
meses de inaugurado, ha sido una revelación en la la zona en la que los
trabajadores y estudiantes que pasan el
día en el centro de Bogotá, tiene una opción de comida saludable.
“Cada
día hay más personas que quieren comer saludable durante la semana, en recetas
caseras a precios de almuerzo diario, y sin el temor que significa tener que
comer fuera de casa de lunes a viernes. Por eso nos hemos consolidado con
nuestro menú de diario, acompañado de ensaladas atractivas y variadas, con
vinagretas naturales en base a frutas, y cremas igualmente naturales que nos
identifican”, dice Sandra que destaca en su carta de platos especiales el lomo
al vino. Uno de los platos más solicitados del lugar.