La vida útil de un jabón en un
hotel es de un día; un jabón utilizado es un jabón que debe ser desechado así
esté prácticamente completo. ¿Cuántos jabones sobrantes por día deja la
industria hotelera en Colombia? Estadísticas no existen pero son cientos,
miles…qué hacer con ellos, es la pregunta. ¿Cómo manejarlos para que no formen
parte de la cadena de desechos que contamina las vertientes de los ríos o sean
re-utilizados por personas, incluso, industrias que tras un proceso cuestionado
por muchos, lo convierten de nuevo en jabón, sin solucionar el problema
ambiental que los jabones desechados traen consigo?
Esas preguntas formuladas con preocupación por las
directivas de EK Hotel de la Cadena
Germán Morales e Hijos, los llevaron a buscar respuestas y soluciones que como
condición debían ser amigables con el medio ambiente y sostenibles en el
tiempo.
Liderados por su directora, María Mónica Giraldo, todas
las divisiones del hotel se pusieron en la búsqueda de alternativas para dar
uso a los kilos de jabones que día a día son material sobrante del hotel. ¿Qué
se puede hacer con un jabón sobrante que no sea otro jabón, pues aunque sea
sometido a un proceso, es un jabón que una persona ya utilizó?, se preguntaba
Giraldo, para quien el tema se convirtió en una obsesión que encontró respuesta
en la fabricación de velas.
En su búsqueda colectiva, a partir de la idea de uno de
sus funcionarios, empezaron ellos mismos a tratar de fabricar velas, utilizando
como uno de sus componentes el jabón. Las primeras fueron espantosas, sin
forma, sin ninguna posibilidad de prender; pero poco a poco depuramos el
proceso y logramos hacer modelos de velas que nos dejaron satisfechos, dice
Nicolás Francolini, Jefe de relaciones públicas de EK Hotel en donde todos
celebraron encontrar un destino “limpio” a los jabones sobrantes. ( 7
kilos/mes)
El siguiente paso fue pensar a quién encargarle la
fabricación de las velas con los jabones. Surgió la idea de buscar una
fundación para entregarles el proyecto
como una unidad productiva. Después de reunirse con tres, escogieron a la
Fundación San Nicolás de Tolentino que tiene como eslogan construir juntos el
sueño de cambiar el mundo educándolo.
Se ganaron el proyecto a punta de voluntad, iniciativa,
gestión, dice la directora del hotel, que poco tiempo después de seleccionar a
esta fundación, se encontró con que ellos, “sin esperar que les pusiéramos todo
en la mano, habían echado a rodar el proyecto buscando una sede, capacitando a
los escogidos para hacer las velas, depurando el proceso y produciendo uno
modelos de velas que a hoy tienen pedido, por su forma, por sus colores, por su
aroma”.
La Fundación San Nicolás de Tolentino funciona en la localidad
de Soacha y tiene como misión apoyar a la comunidad con discapacidad visual, a
través del deporte. Jhon Jairo Velasco Correa, uno de sus directivos, no
esconde la alegría que le produce su alianza con EK Hotel. “Las velas son
fabricadas por un equipo de 5 invidentes que han desarrollado una habilidad
increíble, coordinados por un vidente, que tiene otra discapacidad”, dice
Velasco que hace poco recibió a una comisión de los empleados del hotel que
fueron hasta Soacha a socializar el proyecto y compartir la experiencia que
tiene impulsadores decididos como Fabio Parra, el jefe de seguridad de EK
Hotel, quien comprometido con el programa es un facilitador de la Fundación
para el engranaje de la producción de las velas.
Hoy hacer velas con los jabones sobrantes del EK Hotel,
dejó de ser un proyecto para transformarse en una realidad que le dará ingresos
adicionales a la Fundación Nicolás de Tolentino y una actividad creativa
adicional a los invidentes que de manera impecable fabrican las velas sin ningún
inconveniente. Iniciativa de EK Hotel,
apoyado por la dirección de sostenibilidad de la cadena Germán Morales e Hijos,
el programa de transformar los jabones de desecho en velas, pretende extenderse
a los otros hoteles de la organización, en una cadena que se une a las otras
actividades de la dirección de sostenibilidad de GMH.