La
vivienda campestre en las cercanías de Bogotá crece en demanda y oferta, entre
otras razones porque, por ejemplo, con un presupuesto familiar de 700 millones
de pesos, que en la ciudad de Bogotá permite la compra de un apartamento de 120
metros cuadrados, puede convertirse en una atractiva vivienda campestre de 180
metros cuadrados, rodeada de jardines y con zonas comunes que permiten a la
familia disfrutar de actividades deportivas y sociales a las que no tendrían
acceso en un edificio común.
Por
ello, boom de la vivienda en municipios aledaños a Bogotá continúa y cada vez con
más fuerza. Las cifras lo dicen: cerca del 85 por ciento de hogares que buscan
un sitio para vivir en Cundinamarca prefiere los municipios de Tabio, Soacha,
Mosquera y Funza y solamente el 15 por ciento contempla la posibilidad de
comprar en Bogotá.
Así lo
reveló el Séptimo Estudio de Demanda de Vivienda en Bogotá y la Región,
realizado por Coordenada Urbana, según el cual las tres cuartas partes de las
ventas de vivienda nueva en el Departamento durante 2013 se concentraron en
Soacha, Mosquera, Madrid, Chía y Cajicá.
Estos
datos reflejan un auge en la construcción de viviendas en los municipios
aledaños a la capital, durante los últimos diez años, información que es
avalada por constructores como Juan Alberto Páez, director comercial de CMS+GMP
Asociados, quien asegura que factores como la falta de tierra para construir
vivienda y la desmejora en la calidad de vida en Bogotá (problemas de
seguridad, falencias de servicios
públicos, congestión vehicular y contaminación ambiental) han llevado a muchos empresarios
a edificar grandes proyectos en municipios vecinos a la ciudad y a cantidad de
personas a vivir a las afueras de la ciudad.
En este
sentido, proyectos de vivienda tanto de interés social como para segmentos
medios y altos de la población proliferan, en efecto, en municipios como
Soacha, Mosquera, Funza, Madrid y Facatativá, en el sur y el occidente; y como
Chía, Cajicá, Cota, La Calera, Tenjo, Tabio y
Zipaquirá, en el oriente y norte.
Este
crecimiento de la vivienda en municipios aledaños ha coincidido también con la
progresiva relocalización de empresas, que buscan en los municipios de la
Sabana no solamente mayores oportunidades de expansión, sino menores costos de
servicios públicos, así como menores tasas impositivas y costos de la tierra.
A esto
se suma la construcción de nuevos centros comerciales y centros educativos,
tanto escolares como universitarios, el desarrollo de clubes sociales y
espacios de esparcimiento, y en menor proporción, la edificación de entidades
de salud. Caso concreto en las zonas de Tabio, Cajicá, Zipaquirá, donde los
centros comerciales y de comercio han aumentado de manera importante en el
último año.
Para
Páez, es un hecho que se está generando un espacio propicio para invertir en
grandes proyectos de construcción en estas zonas. Y es que en su concepto, el
futuro de la ciudad se está desplazando progresivamente a sus suburbios, tanto
así que esta llamada conurbación alcanza una población de 9.023,644 de
habitantes, cifra basada en el censo del año 2005, extrapolada al año 2013,
convirtiéndose en una de las 30 aglomeraciones urbanas más pobladas del mundo.