La sopa cuenta con una alta tradición alimenticia en nuestro país y desde generaciones atrás se ha considerado un plato indispensable en la mesa de los colombianos y nutritivo para los niños. Sin embargo, estudios recientes y la experiencia clínica han demostrado que, después de los ocho meses, no se debería continuar con su consumo diario ya que, primero, no tienen un aporte nutricional completo y, segundo, retrasa el proceso de masticación, lo que más adelante puede generar inapetencia en los niños.
De igual forma, para garantizar un correcto desarrollo y crecimiento de los pequeños, los nutrientes son indispensables, por ello, los nutricionistas insisten en la importancia de garantizar una alimentación equilibrada, suficiente y adecuada, introduciendo alimentos, a medida que van creciendo, menos licuados y más enteros.
Por su parte la doctora Adriana Cadena, nutricionista con especialidad en pediatría de la Clínica Colombia de Colsanitas menciona que “las sopas y licuados tienden a volver ‘perezosos’ a los bebés ya que no tienen la necesidad de masticar y para su desarrollo neurológico es indispensable aprender a masticar, deglutir (tragar) y desarrollar su sistema digestivo”.
A continuación la doctora Cadena realiza las siguientes recomendaciones para tener una adecuada alimentación y mantener el consumo de sopas en el crecimiento de su hijo.
La sopa no es un enemigo. Este plato de comida es un complemento ideal a los seis meses de vida, pero luego de los ocho meses se debe optar por hacer sopas más espesas, con consistencia más gruesa y con aporte de proteínas como carne, pollo o pescado, ya que en esos meses el sistema digestivo permite masticar. En este sentido se debe evitar licuar, por ejemplo, en vez de procesar la carne la puede incluir molida.
Pierda el miedo a los alimentos enteros. Muchos de los
padres o cuidadores siguen dando sopas y licuados muy procesados por riesgo a
que los bebés se atoren. En su crecimiento, recibir alimentos sólidos les
brinda nuevos sabores, texturas y tamaños de las porciones. Además, quedarse
con el licuado no va generar un aporte nutricional completo.
La sopa pierde su valor nutritivo por la cantidad de tiempo
que se cocinan sus vegetales y el poco aporte de proteínas. Estudios sobre la
situación nutricional en la población menor de dos años en Colombia indican que
existe un déficit de hierro, para combatir esto, es indispensable que los niños
consuman carde de res, pollo y pescado menos licuados y cocinados ya que
pierden sus nutrientes.
Una sopa con aporte nutricional es posible, el éxito está en
que su tiempo de cocción no supere los 5 minutos para que las verduras no
pierdan sus nutrientes. Asimismo, el aporte calórico debe ser con un solo
carbohidrato y el uso de agua debe ser mínimo.
La evidencia científica ha demostrado la importancia de
brindar una alimentación natural que se adapte a las condiciones fisiológicas y
al desarrollo neuromotor del niño a medida que crece, con el fin de que pruebe
nuevas texturas y se familiarice con ellas. Por ello, aunque la sopa puede ser
un excelente aliado a los 6 meses, poco a poco se debe evolucionar en los
alimentos que se les brindan a los menores.