Con la llegada del presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris a la Casa Blanca para liderar los destinos de Estados Unidos, comienza también una nueva etapa en materia de comercio exterior en el que se darán algunos matices aunque de fondo no habrá cambios sustanciales.
Así lo señala un análisis de la Cámara de Comercio Colombo Americana, AmCham Colombia, preparado con motivo de la inauguración de la administración Biden.
“Si bien bajo la coyuntura actual se ha llegado a pensar dentro de Estados Unidos que la política comercial no será una alta prioridad para la administración Biden, si se espera que el nuevo gobierno cambie el rumbo actual de un enfoque transaccional a uno en donde el multilateralismo y los aliados jueguen un papel fundamental. Sin embargo, es poco probable una reversión completa en el corto plazo -menos durante 2021-, a la era comercial anterior a Trump”, dice el documento.
Agrega que “desde el principio, Biden dejó en claro que "la seguridad económica es seguridad nacional" y, en ese marco, la estrategia presentada durante la campaña de "Made in America" muestra el enfoque a promover bienes y servicios que se producen en el país, lo que infiere el mantenimiento de un proteccionismo que, si bien será especifico, direccionado y sutil, se mantendrá”.
De acuerdo con la directora de la Cámara de Comercio Colombo Americana, AmCham Colombia, María Claudia Lacouture, el “proteccionismo direccionado y sutil” está relacionado con que “bajo el lema "Buy American", por ejemplo, la administración Biden prevé 400.000 millones de dólares en inversiones en adquisiciones gubernamentales que se destinarían a bienes y servicios proporcionados exclusivamente por empresas estadounidenses. También hay que considerar la tarifa de ajuste de carbono propuesta contra países que no cumplen con sus obligaciones climáticas y ambientales”
Según el análisis de AmCham Colombia, en comercio internacional la prioridad de la nueva administración de Estados tendría estas prioridades:
China: con un enfoque defensivo contra las políticas económicas de Beijing junto con medidas ofensivas y más efectivas diseñadas para fortalecer a las empresas estadounidenses.
El dilema para las empresas estadounidenses, particularmente en el sector de la tecnología de la información y las comunicaciones (TIC), es que China es simultáneamente su mejor cliente y su mayor amenaza. Por eso en un intento por construir un frente común contra China, a Biden le corresponde buscar un equilibrio que no es fácil y podría comenzar por levantar los aranceles sobre el aluminio y el acero producidos por empresas europeas. Eso podría parecer una victoria para el libre comercio, pero tal concesión probablemente estaría condicionada a los compromisos de gasto de la OTAN, una reforma compartida de la Organización Mundial del Comercio y garantías sobre los acuerdos 5G con Beijing.
Relacionamiento con los aliados: se ha mencionado que Biden ha criticado a Trump por imponer aranceles relacionados con la seguridad nacional a los aliados más cercanos de Estados Unidos, lo que sugiere que, en última instancia, puede optar por hacer retroceder esa medida.
Adicionalmente, la realidad práctica es que la relación con la Unión Europea es más robusta en términos comerciales, en donde la inversión estadounidense en Europa alcanza los 4,5 trillones de dólares, por lo que seguramente se revisara prioritariamente las disputas comerciales sobre tarifas existentes con Europa.
Latinoamérica: tener presencia en el vecindario para contrarrestar la influencia China, manejar temas migratorios, laborales y de derechos humanos y fortalecer las economías ante choques como el observado en 2020 serán las temáticas principales para la región. Adicionalmente, teniendo en cuenta que “América Crece” logro presentar una visión sólida y en gran medida bipartidista, se espera su continuación como estrategia de EE.UU. en la región. Sin embargo, tendrá algunos cambios relacionados en las prioridades de los sectores, en sus nombres y la política de financiamiento volverá a ser a través de mecanismos tradicionales. Sectores prioritarios serán energía renovable, medio ambiente, desarrollo de infraestructura en especial para mejorar el comercio, entre otros.
Colombia: Para Colombia la agenda binacional seguirá sin mayores cambios, no obstante, el apoyo económico y/o de integración comercial dependerá de revisiones a temas laborales, de derechos humanos, de derechos de propiedad intelectual, de protección al medio ambiente y tecnológicos como la inclusión de proveedores chinos a las redes 5G. Además, desde el Congreso norteamericano habrá interés en la evolución del proceso de paz.