El 2020 sin duda fue un año de retos para todos los sectores en Colombia afectando a toda la población en diferentes ámbitos y, por supuesto, las personas en condición de discapacidad no fueron la excepción. Razón por la que el movimiento de ‘trapos amarillos’ en las zonas más vulnerables, llamaron la atención del gobierno por medio de este símbolo, para ser identificados y así recibir ayudas, no solo económicas, sino de salud.
Según las cifras del último censo del DANE hecho en el 2019, de 42´000.000 de habitantes aproximadamente que hay en Colombia, 3’065’000 están en condición de discapacidad. Esto representa al 7.1% de la población; de la cual solo el 26% ha trabajado en algún momento, lo que permite concluir que solo 3 de cada 10 personas en condición de discapacidad ha recibido alguna vez un ingreso por su trabajo.
¿Esta situación mejoró en la pandemia?
Aunque el home office es una oportunidad para las empresas a la hora de tener en su nomina personas con cualidades distintas, pues el acceso y la infraestructura ya no serían un impedimento, las cifras de empleabilidad en entidades privadas no obtuvo el mayor incremento, contrario a las oportunidades en entidades públicas que tienen la más alta captación laboral de las personas con cualidades distintas.
Jairo Clopatofsky, consejero presidencial para la participación de las personas en condición de discapacidad, ha articulado esfuerzos con diferentes entidades garantizando un alza de contratación de 3.075 personas entre el 2019 al 2020, bajo condiciones dignas y formales. Además, 29 agencias y bolsas de empleo en diferentes regiones de país fueron capacitadas para atender población en condición de discapacidad, ampliando las oportunidades.
Sin embargo, la pandemia paró muchas de las iniciativas, por lo cual el reto de incrementar las oportunidades laborales, se convirtió en mantener lo logrado por la alta consejería de la discapacidad en el 2019 e inicios del 2020. Los esfuerzos, según la entidad, se dirigieron a apoyar a 1.470.000 personas con cualidades distintas por medio de subsidios o auxilios y a detectar la población que está en zona rurales y no tienen acceso a los programas del gobierno que sobrepasa los 500.000 .
¿Cómo estuvo la pandemia para las personas con cualidades distintas el 2020?
Según Eduardo Frontado, vocero y consultor en temas de inclusión y diversidad “siempre he considerado la tecnología como una fuente de oportunidades para todos los seres humanos, en el caso de las personas con habilidades distintas, es su pasaporte para demostrar sus habilidades. Debo confesar que aun cuando tengo mis reservas en cuanto al teletrabajo, en la actualidad es nuestra forma de trabajo más adecuada y puede aumentar las posibilidades de ser contratados”.
Pero no solo el reto y el deber es de las entidades públicas y privadas, también de las personas con cualidades distintas por capacitarse “Considero que el mayor aporte que podemos brindar las personas con cualidades distintas para aumentar nuestra tasa de empleabilidad, es participar en los programas educativos que se implementan a través del gobierno nacional mediante la incorporación de las Tecnologías de Comunicación e Información. Impulsar iniciativas que promuevan un programa de entrenamiento en el manejo de la tecnología para que de esta manera podamos estar preparados para hacer parte de cualquier oportunidad laboral”, indica Frontado.
“La discapacidad, más que una condición médica, es una condición impuesta por las barreras del entorno, que impiden la incorporación activa a la sociedad de esta población, que prácticamente desde su nacimiento, es discriminada, marginada, escondida, y peor aún, sometida al amparo y/o protección de otra persona; olvidando que las personas con cualidades especiales son capaces de percibir el prejuicio con el que son evaluadas y etiquetadas”, añadió.
La inclusión de las personas con discapacidad en el mercado laboral no solo se justifica por un tema de derechos sociales; se fundamenta también por una cuestión de crecimiento, competitividad y desarrollo sostenible. Por eso, es necesario que las empresas dejen de lado esa visión “paternalista” o “asistencialista”, y comiencen a adoptar una perspectiva de innovación y productividad para capitalizar los aportes de esta población dentro de su gestión corporativa. Pues en palabras del propio Eduardo: “En el mundo existe la necesidad latente de incluir a las personas con discapacidad, ya que este sector marginado de la población puede generar aportes significativos a la economía de una organización y de un país, toda vez que su diferencia genera cualidades distintas que compensan aquella evidente carencia”.