La inteligencia artificial
(AI, por sus siglas en inglés) ya está impactando a nuestra sociedad, tanto en
la forma en que consumimos noticias y planificamos nuestro día, como en la
forma en que compramos e interactuamos con nuestra familia, amigos y colegas.
Pero dentro de dos décadas, ¿cómo será nuestro mundo? ¿Y cómo nos aseguraremos
de que los sistemas de AI se diseñen y utilicen de manera responsable?
Estamos aún en las etapas
iniciales de comprender de qué serán capaces los sistemas de AI. Lo que sabemos
hoy en día es que, más allá de afectar nuestra vida personal, AI permitirá
avances innovadores en muchas industrias. La habilidad y calidad de la
inteligencia artificial depende de la información de la cual aprende. Por lo
tanto, saber cómo usarla para resolver un problema es tan importante como saber
cuándo (y por qué) no usarla, y eso sólo se logra después de muchos años de
experimentación.
La AI brinda innumerables
posibilidades a las personas para ampliar sus capacidad y ayudarlas a lograr
más. Sin embargo, también es importante construir una base ética para guiar el
desarrollo interdisciplinario y el uso de la misma. A medida que esta
tecnología se vuelve más sofisticada y comienza a jugar un papel más importante
en la sociedad, es imperativo que las compañías desarrollen y adopten
principios claros que guíen su uso, evitando así que se formen sesgos.
Microsoft, por ejemplo, ha
desarrollado un comité asesor interno para ayudar a garantizar que los
productos cumplan con principios de equidad, confiabilidad y seguridad,
privacidad y seguridad, inclusión, transparencia y responsabilidad. Estos
principios ayudarán a asegurar que las herramientas y servicios de AI creados
en Microsoft ayuden a la humanidad a aumentar sus capacidades.
Microsoft también es uno de
los cofundadores de la "Asociación para AI", una organización creada
para proporcionar una plataforma abierta e inclusiva para la discusión sobre AI
y su futuro ético. Esta tecnología debe maximizar las eficiencias sin destruir
la dignidad de las personas.
Si bien la AI ayudará a
resolver grandes problemas sociales, es necesario mirar hacia el futuro con ojo
crítico. Habrá desafíos, así como oportunidades, por lo que es crucial para el
futuro de la sociedad que los sistemas de AI se vuelvan más convencionales, que
los técnicos trabajen estrechamente con el gobierno, la academia, las empresas,
la sociedad civil y otras partes interesadas para llegar a un consenso sobre
qué valores deberían gobernar en el desarrollo y uso de esta tecnología
La inteligencia artificial y
la nube están transformando nuestro mundo. Ya estamos viendo sus beneficios con
diferentes soluciones como Microsoft Translator, Seeing AI, Cortana, Bing y
Office 365, solo por nombrar algunas. Recién estamos comenzando a vislumbrar
las posibilidades de lo que las personas y la AI pueden lograr juntas. Como
sociedad, necesitamos actuar con un sentido de responsabilidad compartida
porque la inteligencia artificial no será creada solo por el sector
tecnológico: ¡la inteligencia artificial del mañana depende de todos nosotros y
de la base ética que creamos a su alrededor!