martes, diciembre 04, 2018

Jóvenes fueron beneficiados con becas de educación superior entregadas por Fundación Enel Colombia y Universidad Minuto de Dios


Luego de la convocatoria realizada por la Fundación Enel Colombia de Enel-Codensa y Enel-Emgesa, y la Universidad Minuto de Dios, fueron seleccionados los 21 jóvenes beneficiarios de siete municipios del departamento de Cundinamarca, que ahora podrán acceder a educación superior en dicha institución universitaria, gracias a las becas otorgadas que incluyen 70% de la matrícula y un auxilio de transporte de 50% de un salario mínimo mensual por semestre.  
Estas becas hacen parte del programa “Semilleros de Energía” que la Fundación Enel está implementando y con el cual busca apoyar la educación superior en los municipios donde operan Enel-Codensa y Enel-Emgesa. Por esta razón, los beneficiados de la beca provienen de los municipios de Sibaté, San Antonio del Tequendama, Soacha, El Colegio, Ubalá, Gama y Gachalá. Esta iniciativa aporta al compromiso del Grupo Enel, de desarrollar programas que contribuyan con el objetivo número 4 de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, referente a garantizar educación de calidad. 
La convocatoria se realizó entre agosto y octubre de este año y se recibieron 203 postulaciones, que luego de un riguroso proceso de selección por parte de la Universidad, tuvo como resultado la selección de estos 21 jóvenes. La entrega de las becas se realizó en un emotivo encuentro en donde participaron los seleccionados y sus familiares.
“Realmente estoy muy agradecida con esta beca, porque es un sueño que estoy cumpliendo y que había estado buscando desde hace mucho. Doy gracias por esa labor social que están haciendo en beneficio de los jóvenes de Cundinamarca”, afirmó Nicole Villada, beneficiada del municipio de El Colegio. Así mismo aseguró, “Estoy muy feliz. Mis expectativas son muchas. Espero cumplir con todos los requisitos de la universidad y ser una gran profesional. En 5 años cuando termine mi carrera, quiero beneficiar a mi municipio con todo lo aprendido”.
Los estudiantes favorecidos con estas becas iniciarán la universidad en el primer semestre de 2019 y serán efectivas en las sedes de Zipaquirá y Soacha de la Uniminuto. De los 21 beneficiados, tres ingresarán al programa de administración de empresas, tres a comunicación social, tres a contaduría pública, uno a ingeniería agroecológica, cinco a ingeniería de sistemas, dos a psicología y dos a trabajo social.
Una vez inicien los estudios, para permanecer en el programa, los beneficiados deberán mantener un promedio mínimo de 3.5 sobre 5, no podrán perder ninguna materia durante la carrera y realizar un proyecto social correspondiente a la disciplina escogida, que pueda ser aplicado en cada uno de sus municipios de residencia.

2019, un año de recuperación para la actividad edificadora




El panorama económico muestra que el próximo año trae un mayor nivel de actividad productiva, donde la recuperación del sector de la construcción será uno de los principales protagonistas. Para lograr este buen desempeño la política de vivienda del Gobierno Nacional será un factor determinante.
Bogotá, diciembre de 2018
Más de 26.000 unidades de vivienda serán iniciadas en Bogotá en 2019, según las proyecciones de Camacol Bogotá y Cundinamarca. La construcción de estas unidades demandará 220.000 empleos directos e insumos por alrededor de 3,6 billones de pesos. Para Cundinamarca se proyecta la iniciación de 24.654 unidades de vivienda, que demandarán insumos por alrededor de 2 billones de pesos en el mismo año.
Alcanzar estos resultados dependerán en un principio de la continuidad que se les dé a los programas que ofrece la política nacional de vivienda. Desde la Regional, estamos seguros de que con estos beneficios de la política de vivienda más familias cumplirán el sueño de tener una vivienda propia", dijo la gerente Camacol B&C, Martha Moreno Mesa.
En cuanto a lanzamientos de nuevos proyectos, las proyecciones para la región arrojan que durante el próximo año saldrán al mercado 55.246 unidades de vivienda nueva, de las que el 49,6 % se desarrollarán en la capital del país.
Según Moreno, la actividad edificadora cierra 2018 con un desempeño destacable de la región, pues en lo que va del año la dinámica comercial de la vivienda nueva no ha parado de fortalecerse mes tras mes. Mientras que en febrero el crecimiento de las ventas en Bogotá fue de 7,8%, en octubre fue de 13,4%. Una situación similar se presentó en Cundinamarca, que pasó de registrar variaciones de 6,6% en febrero a 17,4% en octubre. En materia de empleo podemos destacar el crecimiento anual de 5% que registró el sector en Bogotá que equivale aproximadamente a 10.000 puestos de trabajo, según las cifras del DANE con corte a octubre.
La gerente de Camacol B&C se refirió, además, a los temas en los que se concentrará el trabajo gremial en 2019, siendo uno de ellos el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial de Bogotá (POT), donde destacó los aportes encaminados a la construcción de ciudades de calidad que viene promoviendo el Gremio.
"El nuevo POT es una oportunidad para hacer una transformación real del territorio. La planificación debe estar en función de las dinámicas demográficas y las relaciones funcionales de Bogotá con su área de influencia. El nuevo ordenamiento debe generar calidad de vida para los residentes y mejorar las condiciones urbanísticas, y en especial los rezagos en soportes urbanos que quedaron pendientes con el POT actual. Estamos optimistas de que las buenas decisiones del POT serán respaldadas por la inversión privada y podrán promover la competitividad y consolidar el valor de la región", dijo la dirigente gremial.
Según la dirigente gremial el sector constructor está preparado para asumir los desafíos en materia de desarrollo urbano y social que harán de 2019 el año de la transformación. Será un periodo electoral decisivo para el país, en el que además se tomarán determinaciones normativas claves para el futuro de Bogotá y la región.
"Esperamos que 2019 sea un año de consolidación de la recuperación para el sector edificador en Bogotá y Cundinamarca, por cuenta de condiciones macroeconómicas más favorables y contando con la continuidad de la política de vivienda del Gobierno Nacional", concluyó Moreno Mesa.


“Colombia y los Países Bajos son un excelente equipo para catalizar el cambio hacia un comercio más sostenible”: Carola Schouten, ministra de Agricultura de los Países Bajos


Con la idea de explorar alianzas e intercambiar prácticas para aumentar el comercio de productos agrícolas sostenibles colombianos, tuvo lugar hoy en Bogotá el Foro de la Plataforma de Comercio Sostenible, que contó con la presencia de la Ministra de Agricultura, Naturaleza y Calidad de los Alimentos de los Países Bajos, señora Carola Schouten; la viceministra de Asuntos Agropecuarios de Colombia, señora Marcela Urueña; así como de representantes de la banca holandesa y el experto en temas de valor compartido e impacto colectivo, Dane Smith.
“Necesitamos cambiar nuestros modelos de negocio y reinvertir en la naturaleza. Colombia y los Países Bajos, juntos, podemos ser catalizadores de este cambio y marcar un camino, o más bien una autopista del comercio sostenible, que se pueda seguir globalmente”, aseguró la Ministra Schouten. “Desde iniciativas de comercio sostenible como esta Plataforma esperamos motivar a nuevos socios en la sostenibilidad y firmar un acuerdo de producción sostenible de aceite de palma. Todo el aceite de palma que se consuma en Holanda debe producirse de manera sostenible y, para 2020, también todas nuestras frutas y vegetales”. 
La presencia de la Ministra y su delegación pone de relieve la importancia del comercio bilateral entre Colombia y los Países Bajos, que ha aumentado en años recientes. En la balanza comercial de Colombia (2017), los Países Bajos son el socio comercial más importante para las exportaciones colombianas dentro de la UE (1.542.301 millones de dólares anuales, DANE). Hay además muchas oportunidades para el aumento del comercio agrícola sostenible entre ambos países, considerando que los importadores holandeses se han comprometido a incrementar las compras de productos agrícolas sostenibles hasta 2020.
A su vez, la viceministra de Asuntos Agropecuarios de Colombia, Marcela Urueña, resaltó la labor de la Plataforma de Comercio Sostenible y remarcó los esfuerzos del gobierno colombiano por aumentar la producción sostenible.  “En la cadena de café trabajamos en el manejo de agua y se ha reconocido la labor de los caficultores en el cuidado del suelo. La tercera parte de la producción de palma cumple los requisitos de la RSPO y esperamos llegar a la mitad para 2020”, aseguró. “Tenemos 40.000 hectáreas aptas para la siembra de las que solo usamos el 30%, hay posibilidad de desarrollar la palma sin necesidad de deforestar, pero para que la industria sostenible crezca aún más necesitamos traer inversión extranjera y nacional”.
Según cifras de Solidaridad, la producción certificada de café pasó de 60% en 2014 a 67,3% en 2017, y la palma de 2,3% a 14,1%. Si bien hay un crecimiento en el volumen de ventas reconocidas bajo estándares de producción sostenible, hay aún una brecha que precisa de más esfuerzos para cerrarse. De ese 67,3% de café con certificación en 2017, solo se vendió como certificado el 28,3%.
 “Tenemos que mejorar el caso de negocio de la sostenibilidad. Por eso, debemos trabajar juntos entre los productores, los gremios, el gobierno y las empresas para alcanzar un impacto colectivo”, aseguró Joel Brounen, gerente general de Solidaridad en Colombia. “Colombia puede aprender de Holanda, que es un país pionero en comercio sostenible. Holanda trae inversión y tecnología de punta que puede ayudar a modernizar el campo.  Juntos, Colombia y Holanda pueden ser estrellas gemelas que promueven el comercio sostenible en el mundo”.

Valor compartido, impacto colectivo e inclusión financiera
Para apoyar las ambiciones de la Plataforma de aumentar el comercio sostenible, el experto en valor compartido de la Universidad de Harvard, Dane Smith, abordó cómo las empresas pueden aumentar sus utilidades, participando activamente en la resolución de los desafíos sociales y ambientales que rodean su actividad comercial.
Smith marcó como principal diferencia entre la RSE y las estrategias de valor compartido, que las estrategias de valor compartido generan un retorno económico tangible para la empresa. “Más allá de lo que las empresas hacen por presión de los gobiernos o de los accionistas, la mejora en las utilidades es un buen incentivo para maximizar y escalar los esfuerzos que realizan para impactar la mayor cantidad de vidas”, agregó.
Asimismo, Smith también introdujo el concepto de impacto colectivo como forma estructurada de colaboración multi-sectorial efectiva para resolver aquellas problemáticas que una empresa u organización, por sí sola, no puede resolver. 
En relación al rol de los gobiernos dentro de las estrategias de impacto colectivo, Smith mencionó que hay pocos gobiernos en el mundo que entiendan la importancia del impacto colectivo aun, pero que “si reconocen su potencial, aun sin grandes presupuestos, tienen la posibilidad de congregar grupos, identificar problemáticas y a quienes tengan interés en resolver cada parte”. 
Joris Timmers, gerente de servicios de asesoría de Rabobank, entidad financiera holandesa, hizo hincapié en el rol de la Banca agraria para la inclusión dentro de las cadenas de suministro y para aumentar la producción sostenible. Retomando conceptos mencionados por Smith, Timmers indicó que los bancos también pueden ser una organización tipo “back bone” para catalizar cambios hacia la consecución de un impacto colectivo.
Timmers también hizo énfasis en la importancia del conocimiento para manejar el riesgo al momento de ofrecer productos financieros para el agro. “Para mitigar riesgos, la banca agraria puede crear conocimiento y distribuirlo dentro del sector. No solo conocimiento sobre productividad, sino sobre el tipo de innovaciones necesarias para aumentar la productividad sin ampliar la frontera agrícola. Si entiendes bien el sector y qué innovaciones hay, es más fácil estimar el riesgo de un financiamiento”.  Finalmente, mencionó que en países como Colombia todavía se financia a productores con un colateral, pero que comprendiendo bien el flujo de caja de los pequeños agricultores se podría también estimar la capacidad de pago del productor.”

miércoles, noviembre 28, 2018

Sector de seguridad y vigilancia carece de normatividad actualizada, revela investigación de Fedesarrollo


Un estudio realizado por Fedesarrollo hace por primera vez una radiografía completa del sector de seguridad y vigilancia privada en Colombia y evidencia, no solo la importancia de éste para la economía nacional, sino los retos y oportunidades que enfrenta de cara a un probable repunte del crecimiento económico previsto para los próximos años en el país, y que llevaría a que la demanda de estos servicios crezca.  
El informe, liderado por la actual subdirectora del centro de investigación, Camila Pérez, explica que el sector se mueve al ritmo de la economía y por tal razón, en los últimos 2 años la significativa reducción en la tasa de crecimiento de Colombia, producto de la caída del precio del petróleo, que se tradujo en una fuerte contracción de las exportaciones, la devaluación del peso y una reducción de la inversión extranjera se tradujo en una importante disminución en el número de servicios prestados de seguridad y vigilancia privada.
Los bajos resultados de los últimos años van en contravía con la tendencia mundial e incluso con los números recogidos en Colombia durante la última década,  cuando el crecimiento anual de los ingresos del sector fue cercano al 10%. Para el 31 de diciembre de 2017 las empresas de vigilancia y seguridad privada habían reportado $9,2 billones de pesos en ventas, con un crecimiento de 7% frente al año anterior.
Sin embargo, según la investigación, que cuenta con componentes cuantitativos y cualitativos, con la dinamización en el mediano plazo del crecimiento del sector de la construcción, especialmente el componente de obras civiles, del sector agrícola y de la minería, es de esperar que la demanda de servicios de seguridad y vigilancia privada se recupere, pero con tasas de crecimiento inferiores a las observadas a comienzos de esta década. Así mismo, el proceso de urbanización y crecimiento de las ciudades en el país impulsarán la demanda del servicio hacia futuro.

Crecimiento del PIB vs. Servicios de Seguridad y Vigilancia Privada
“El sector cuenta con importantes retos, especialmente en materia regulatoria, por lo que la actualización del marco normativo debería ser una prioridad”, resalta Pérez.  En efecto, hoy en Colombia no existe una regulación adaptada a los cambios tecnológicos (seguridad electrónica, drones, armas no letales, por mencionar algunas) que permita que el sector avance y ofrezca una mayor gama de servicios. Así mismo deben llenarse algunos “vacíos” legales que llevan a la existencia de servicios como el transporte de valores en motos, que no cumplen con los estándares de calidad ni de seguridad adecuados.
A pesar de que el sector de seguridad privada tuvo origen en Colombia hace más de 50 años, su legislación fue posterior. Los primeros pasos para su formalización se dieron en la década de los sesenta y es hasta 1994, con el decreto 356, que se implementa un marco regulatorio específico que aún sigue vigente. “Aun cuando se han expedido más de 50 decretos reglamentarios y resoluciones de la Superintendencia con el fin de modificar o complementar la normatividad existente, ésta no alcanza a cubrir los cambios que se presentan en el mercado, y varias de las numerosas propuestas radicadas en el Congreso han sido archivadas”, explica Pérez. 
Así mismo, destaca el informe, el fortalecimiento institucional de la Supervigilancia debe ser prioritario, toda vez que resulta fundamental mejorar los sistemas de reporte y procesamiento de información del sector, los cuales están desactualizados y presentan inconsistencias. Así mismo, es importante simplificar y racionalizar los trámites de licencias y capacitaciones que deben surtir las empresas del sector y procurar que éstos sirvan para mejorar el servicio que brindan.
Si bien en Colombia existe una estructura establecida para estas capacitaciones, la investigación devela varias fallas de este sistema: el curso de reentrenamiento anual siempre tiene el mismo contenido, no existe una malla curricular definida para quienes prestan el servicio de transporte de valores, el contenido de los cursos no tiene supervisión por parte del Ministerio de Educación, no existe un perfil establecido para los docentes de las academias de capacitación (lo que conduce a que no haya estándares de calidad en la educación que se imparte) y dentro de las academias que realizan la capacitación existe mucha informalidad. 
“Es urgente e importante, que la Superintendencia mejore su capacidad técnica al interior de la organización, con el fin de lograr una adecuada labor de control”, señala la investigadora.
Con el objetivo de conocer la percepción sobre la situación actual del sector, en el marco de la investigación, Fedesarrollo realizó una encuesta dirigida a empresas dedicadas a la prestación de servicios de vigilancia, transporte de val
ores, blindadoras y seguridad electrónica. La encuesta se envió a 1.000 empresas, de las cuales 187 diligenciaron el formulario.
Dentro de los resultados más destacados se resalta que las empresas tienen la percepción de que existen dificultades para la contratación de servicios de seguridad con el Estado, principalmente por temas relacionados con falta de transparencia en los procesos.
Por otro lado, se encontró que el ingreso básico de los trabajadores del área operativa es mayor a un salario mínimo en el 75% de las empresas encuestadas. Además, el 78% de ellas ofrece beneficios extralegales. Al clasificar por tamaño de empresas, las microempresas son las que presentan unos salarios más bajos para quienes prestan el servicio de vigilancia y seguridad.
En cuanto al marco normativo, existe una inclinación de los encuestados a que la tarifa de los servicios de vigilancia y seguridad privada continúe siendo regulada. Un porcentaje importante de empresas considera que toda la normatividad dificulta la prestación de su servicio y todos los encuestados coinciden en que una nueva normatividad debe convertirse en la principal misión del sector.
Igualmente, uno de los hallazgos identificados en las encuestas es que existe una percepción de las empresas de que la Superintendencia de Vigilancia cuenta con poca capacidad de gestión, lo que perjudica el correcto desarrollo del sector. Igualmente, se evidenció que esta entidad debería ejercer más control sobre aquellas empresas que no funcionan legalmente en lugar de enfocarse sobre aquellas que sí lo hacen.
Se demanda una adecuada regulación de la seguridad privada en el país, ya que es un sector que necesita y se está modernizando constantemente. “El marco normativo tiene hoy más de 20 años de vigencia, aun cuando las necesidades y alcances del sector se han trasformado con el tiempo y nuevos elementos como la tecnología han entrado a jugar un papel relevante en la gama de servicios que se ofrecen. La adecuación de la regulación requiere de especial atención”, concluye Pérez.