viernes, enero 26, 2024

Maquinando la productividad industrial

 

Mauricio Hernández-Monsalve

Economista de BBVA Research

Recientemente, el gobierno nacional, en cabeza del DNP, aprobó un documento de política (Conpes) para impulsar la industria a 10 años. El documento reconoce que este sector es clave para impulsar el cambio tecnológico. Si bien, diagnosticó que ha tenido baja productividad, poca apertura externa, escasa diversificación, reducida sofisticación y pobre participación en las cadenas globales, dificultando su crecimiento y capacidad productiva.

Esta hipótesis no es discutible: la productividad no creció desde finales del siglo XX, en línea con la ralentización del cambio tecnológico desde los años setenta, y la capacidad exportadora aumentó poco y está concentrada en pocos productos que atraen la mayor parte de las divisas y la inversión extranjera directa.

No obstante, el Conpes sí desconoce, en parte, la desintegración vertical que tuvieron las manufactureras: algunas actividades que ahora se contabilizan en otros sectores (como logística) hacían parte de la industria directamente. Ver la menor participación de la industria en el PIB no es, por tanto, una razón suficiente para concluir que el país se desindustrializó, sino más bien una señal de que existieron cambios tecnológicos que redujeron los costos con terceros más eficientes. Eso sí, el Conpes considera que la industria tiene un papel fundamental al atraer a otros sectores a su dinámica. De hecho, esto queda propuesto en uno de sus objetivos.

El Conpes se propone cinco objetivos: cerrar brechas de productividad, tener una oferta exportable diversificada y sofisticada, impulsar los encadenamientos y la aglomeración, ampliar el comercio con regiones en expansión y mejorar el diseño institucional. Las tareas para cumplirlos tienen, sorprendentemente, muchos diagnósticos (lo cual no parecería ser necesario por la cantidad de estudios que existen) y el requerimiento de muchas instituciones del Estado para lograr la transición energética, la soberanía alimentaria, el desarrollo del sector farmacéutico y el uso diverso de la industria militar.

En suma, el diagnóstico y los objetivos del Conpes parecen estar alineados con las necesidades del país. Ojalá las herramientas que propone sean las necesarias para el desarrollo de la industria, el impulso al cambio tecnológico a través de la mayor competencia y la irrigación de sus buenos resultados a otras actividades.