viernes, enero 24, 2025

Las remesas cuentan y cuentan mucho para América Latina

 


Juana Téllez

Economista de BBVA Research

Las remesas que los latinoamericanos que están en el exterior envían a sus países cada vez cuentan más. Según un estudio reciente del BID, las remesas representan el 2,3% del PIB de América Latina y el Caribe y el año pasado llegaron cerca de 160.900 millones de dólares, 7.700 millones más de las que habían llegado en 2023.

Las remesas tradicionalmente han llegado masivamente a algunos países de centroamérica como El Salvador, Guatemala, Nicaragua y Honduras, donde representan el 23,5%, 19,5%, 27,6% y 25,9% del PIB, respectivamente. Sin embargo hay que destacar que recientemente también han ganado participación en países como Colombia donde representan el 3,3% del PIB.

Y las remesas cuentan mucho en el bienestar de la región porque buena parte de ellas son usadas por los hogares receptores en sus gastos básicos de manutención, comida, vivienda, transporte, entre otros. Cambiando sus condiciones de vida, apoyando su subsistencia y en muchos casos alejándolos de la pobreza.

Otra parte relevante las usan para cubrir gastos médicos y de educación. Algunas familias receptoras, en mayor proporción dicen, en las encuestas del BID, que las usan para ahorrar, pagar deudas y comprar inmuebles.

El fenómeno de migración se ve reflejado en los receptores de la remesas, casi el 60% de los migrantes menores de 45 años envían el dinero a la mamá. Luego mencionan a su papá y en menor proporción a los cónyuges y sus hijos como destinatarios del dinero.

Tanto los usos de la remesas como el destinatario cambia, según las encuestas por el tiempo de permanencia del migrante en el país de destino, como era de esperarse por la posible reorganización de las familias que se da con el tiempo, las clases de lazos que se mantiene con el país de origen y las expectativas o no de volver a su país de origen.

Entender en detalle estos flujos es clave para promover patrones de consumo y ahorro en la población receptora que conviertan estos ingresos en fuentes de cambio estructural de sus condiciones de vida.