sábado, julio 05, 2008

Complejo manejo de la política monetaria

Por Germán Verdugo
Correval

Más allá del resultado de la inflación en junio el panorama en esta materia es bastante sombrío porque a pesar de que en julio las cosechas grandes de arroz y papa llevarían a variaciones negativas del IPC de alimentos, el aumento de la gasolina a razón de $125 mensuales, el incremento de las tarifas de transporte público en Bogotá y un posible aumento adicional de las tarifas de servicios públicos, no permitirán un descenso importante en el costo de vida.
Esta situación implica un gran desafío para los hacedores de la política económica en el país que, desafortunadamente, parece que solo fueran los miembros de la Junta Directiva del Banco de la República, lo cual, a todas luces es insuficiente y, en momentos como éste, inconveniente para la salud económica del país. Aunque el reciente brote inflacionario es principalmente explicado por presiones sobreprecios de alimentos y tarifas de servicios regulados sobre los cuales la política monetaria tiene un escaso impacto hay que tener en cuenta que para la mayoría de la población colombiana, la cual es pobre, los alimentos y los servicios públicos hacen parte fundamental de su consumo y seguramente en una proporción mayor de su ingreso a las ponderaciones que el DANE ha calculado para cada uno de estos componentes como proporción del IPC.

Salarios y la meta de inflación
En consecuencia, el riesgo de que los salarios el próximo año deban ser aumentados más del 7% para mantener la capacidad adquisitiva sin alteraciones es alto y justo, pero definitivamente no es consistente con una meta de inflación de 3.5% como la estimada para 2009 por el Banco de la República. La situación del manejo de la política monetaria se torna entonces bastante compleja para los próximos meses sobre todo porque la receta aconseja subir las tasas de interés como remedio, pero teniendo en cuenta la importante desaceleración económica se necesita innovación en las medidas que se adopten a futuro pero conociendo y explicando al público de manera oportuna, clara y transparente sus consecuencias.
Esto último contrasta con las recientes medidas adoptadas por el Banco de la República donde se observa un tinte de improvisación al adoptar un esquema de intervención cambiaria copiado de otros bancos centrales que implicó cambiar las reglas de juego en materia de volatilidad de la tasa de cambio durante dos jornadas consecutivas, contrariando el discurso de los últimos años que tanto ha defendido la relativa estabilidad en las principales variables macroeconómicas como parte fundamental de las decisiones de inversión y consumo de los agentes económicos en el largo plazo.