JLL la multinacional de bienes raíces lanzó la
investigación, "Descarbonizando Ciudades y Bienes Raíces", que cubrió
32 ciudades globalmente y que ofrece una visión en profundidad de los
instrumentos disponibles y más utilizados por las ciudades líderes a nivel
mundial para la transición a cero neto y descarbonizar el sector de edificios.
La agenda global está marcada por temas muy diversos en
este momento, el cumplimiento de los objetivos de descarbonización sigue
estando entre los objetivos más relevantes a cumplir en los próximos años. Si
bien las condiciones socio políticas en el norte global parecieran haber puesto
en espera el cumplimiento de las metas, cada vez estamos más cerca de las
fechas comprometidas y se requieren acciones y estrategias más robustas.
En el caso de Colombia. “La taxonomía de Colombia está en
consonancia con los compromisos, estrategias y políticas climáticas delineadas
por el gobierno colombiano, garantizando el cumplimiento de altos estándares de
sostenibilidad ambiental internacional y aumentando la transparencia en estas
inversiones. Esta taxonomía se basa en la de la UE, pero es única entre todas
las taxonomías existentes debido a su enfoque distintivo en el uso de la
tierra, en consonancia con la parte significativa de las emisiones que
provienen de este sector - las actividades forestales, agrícolas y ganaderas
son responsables del 59% de las emisiones de gases de efecto invernadero de
Colombia.”, explica el reporte.
La Taxonomía Verde de Colombia refleja los seis objetivos
ambientales de la UE (1. mitigación del cambio climático, 2. adaptación al
cambio climático, 3. uso sostenible y protección de los recursos hídricos y
marinos, 4. transición a una economía circular, 5. prevención y control de la
contaminación, y 6. protección y restauración de la biodiversidad y los
ecosistemas), pero añade la gestión del suelo para un total de siete objetivos.
La taxonomía colombiana también difiere de la de la UE en que no clasifica la
energía nuclear y el gas natural como actividades verdes, lo que las hace
inelegibles para la financiación verde, y también tiene un umbral más bajo para
las emisiones globales del ciclo de vida en comparación con el de la UE, que
especifica un rango de umbral para las actividades de gas natural que cumplen
ciertas condiciones.
En otro contexto, y con otras necesidades, Latinoamérica
también está en este camino. Con los mismos lineamientos, establecidos en el
acuerdo de París, y también incorporando los objetivos de desarrollo sostenible
instituidos por la ONU, se pueden identificar importantes estrategias en marcha
cuando analizamos los mercados más importantes de la región.
Siguiendo las prácticas ya instauradas en mercados líderes
en términos de sostenibilidad, algunos países latinoamericanos han replicado
aquellas que resultan más eficientes. En términos generales, las taxonomías
verdes sirven a los gobiernos para vincular el sector financiero con los planes
y objetivos climáticos de su mercado. Estas políticas describen un enfoque
estandarizado para la evaluación comparativa de las actividades sostenibles en
una región con el fin de proporcionar claridad sobre qué actividades económicas
son sostenibles y promover el flujo de capital hacia este tipo de inversiones.
La primera taxonomía verde publicada por una autoridad gubernamental se
desarrolló en 2015 en Francia y fue la que dio base a la Taxonomía de la Unión
Europea, adoptada en 2020. Replicando esta acción, muchos países de América
Latina han recurrido a taxonomías adaptadas a sus economías locales.
“Colombia se convirtió en el primer país latinoamericano en
lanzar una taxonomía verde en abril de 2022, y México lo siguió en marzo de
2023. Estas taxonomías están sentando precedente para las economías emergentes
y, en conjunto, ofrecen la oportunidad de definir lo que constituye una
inversión sostenible, teniendo en cuenta tanto los objetivos climáticos como
las características específicas de una región. Siguiendo el ejemplo, Perú,
Brasil, Costa Rica y Chile han desarrollado cada uno una hoja de ruta de
taxonomía, con Perú declarando un objetivo claro de adoptar una taxonomía local
para 2025. A futuro queda pendiente evaluar la necesidad de la consolidación de
estas acciones para el posicionamiento de la región en el contexto global.”,
señaló, Mercedes Balmaceda directora Sustentabilidad GLA de JLL.
En el camino de la descarbonización la industria de la
construcción resulta fundamental ya que los edificios representan el 41% de las
emisiones de carbono del total del 60% que representan las ciudades. En este
sentido los códigos de edificación son vitales para gestionar el accionar de
los inversores. Se espera que la superficie construida solo en la región crezca
un 65 % para 2050.
Latinoamérica ya es una de las más urbanizadas del mundo,
pues ha pasado de una tasa de urbanización del 62% en 1980 a más del 81% en la
actualidad y se espera que alcance el 89% en 2050, pero gran parte de este
crecimiento se ha producido sin una planificación adecuada. Esto ha provocado
una expansión urbana intensiva en carbono y ha dado lugar a sistemas de
construcción e infraestructuras especialmente vulnerables al riesgo climático.
Casi todas las ciudades de las economías desarrolladas tienen objetivos fijados
para descarbonizar los edificios, y la mayoría especifica algún tipo de objetivo
operativo de neutralidad neta o climática para los edificios nuevos de aquí a
2030.
En cambio, la mayoría de las ciudades evaluadas en la
región, incluidas en nuestro reciente informe, aún no han especificado
objetivos tan ambiciosos para las nuevas construcciones. A diferencia de las
economías desarrolladas, en las que el envejecimiento del parque inmobiliario
es un reto fundamental, la construcción de nuevos edificios es esencial para
las estrategias de las regiones en desarrollo como la nuestra. Dados los altos
niveles de desarrollo necesarios en la región, abordar el carbono incorporado
resultante de la nueva construcción debe ser un enfoque central para estas
ciudades. Estas deben tratar de adoptar una construcción consciente del
carbono, así como principios de construcción regenerativos y circulares que
puedan mitigar los impactos negativos del nuevo desarrollo.
Los principios de la economía circular son fundamentales
para las mejores estrategias inmobiliarias que tienen en cuenta el carbono a lo
largo de toda la vida. Asimismo, los gobiernos locales están poniendo en marcha
iniciativas en toda la ciudad para garantizar que estos principios estén
presentes en sus jurisdicciones. De la misma manera, la descarbonización de la
red eléctrica será crucial para el cumplimiento de metas. Se estima que la
demanda de energía en América Latina crecerá una media del 2% anual hasta 2040.
Este crecimiento de la demanda energética va de la mano de las proyecciones de
crecimiento económico continuo.
“Es importante
mencionar en este caso que, mientras que algunas economías desarrolladas
todavía están luchando para hacer los avances necesarios en la descarbonización
de sus redes de energía, América Latina ha demostrado ser líder en este
espacio. En toda la región, las energías renovables representan alrededor del
25% de su fuente de energía, por encima del 20% de representación que podemos
encontrar en EE.UU., solo como un ejemplo.”, dijo Balmaceda.
En definitiva, dado que las ciudades se encuentran en
diferentes puntos de su viaje hacia la descarbonización, el intercambio de
experiencias, la colaboración y las asociaciones entre organizaciones son
herramientas eficaces para que los gobiernos municipales aceleren la
descarbonización de sus edificios y cumplan sus objetivos climáticos. Las
decisiones relativas al entorno construido deben plantearse a lo largo de
décadas y, dado que muchos responsables locales pretenden materializar sus
compromisos climáticos en el mismo plazo, deberían considerar a los
propietarios, promotores, inversores y ocupantes de inmuebles como socios a
largo plazo.
El sector inmobiliario reúne la experiencia, los recursos y
el interés de las partes interesadas a largo plazo necesarios para establecer
asociaciones bien fundadas con los gobiernos municipales centradas en la
responsabilidad y el beneficio mutuo. “Muchos gobiernos locales ya están
aprovechando el compromiso de este grupo de partes interesadas para impulsar
los objetivos de desarrollo sostenible de su ciudad.”, puntualizó Balmaceda.
“Pueden encontrar más información en nuestro último informe
sobre el liderazgo de las ciudades más importantes de la región en la
implementación de estrategias de descarbonización, cómo se incorporan en el
contexto global, y el rol fundamental de los diferentes actores como los
ocupantes, inversores, entes reguladores y gobiernos.”, concluyó Balmaceda.