miércoles, mayo 21, 2014

Construcciones, para afuera

La vivienda campestre en las cercanías de Bogotá crece en demanda y oferta, entre otras razones porque, por ejemplo, con un presupuesto familiar de 700 millones de pesos, que en la ciudad de Bogotá permite la compra de un apartamento de 120 metros cuadrados, puede convertirse en una atractiva vivienda campestre de 180 metros cuadrados, rodeada de jardines y con zonas comunes que permiten a la familia disfrutar de actividades deportivas y sociales a las que no tendrían acceso en un edificio común.
Por ello, boom de la vivienda en municipios aledaños a Bogotá continúa y cada vez con más fuerza. Las cifras lo dicen: cerca del 85 por ciento de hogares que buscan un sitio para vivir en Cundinamarca prefiere los municipios de Tabio, Soacha, Mosquera y Funza y solamente el 15 por ciento contempla la posibilidad de comprar en Bogotá.
Así lo reveló el Séptimo Estudio de Demanda de Vivienda en Bogotá y la Región, realizado por Coordenada Urbana, según el cual las tres cuartas partes de las ventas de vivienda nueva en el Departamento durante 2013 se concentraron en Soacha, Mosquera, Madrid, Chía y Cajicá.
Estos datos reflejan un auge en la construcción de viviendas en los municipios aledaños a la capital, durante los últimos diez años, información que es avalada por constructores como Juan Alberto Páez, director comercial de CMS+GMP Asociados, quien asegura que factores como la falta de tierra para construir vivienda y la desmejora en la calidad de vida en Bogotá (problemas de seguridad,  falencias de servicios públicos, congestión vehicular y contaminación ambiental) han llevado a muchos empresarios a edificar grandes proyectos en municipios vecinos a la ciudad y a cantidad de personas a vivir a las afueras de la ciudad.
En este sentido, proyectos de vivienda tanto de interés social como para segmentos medios y altos de la población proliferan, en efecto, en municipios como Soacha, Mosquera, Funza, Madrid y Facatativá, en el sur y el occidente; y como Chía, Cajicá, Cota, La Calera, Tenjo, Tabio y  Zipaquirá, en el oriente y norte.
Este crecimiento de la vivienda en municipios aledaños ha coincidido también con la progresiva relocalización de empresas, que buscan en los municipios de la Sabana no solamente mayores oportunidades de expansión, sino menores costos de servicios públicos, así como menores tasas impositivas y costos de la tierra.
A esto se suma la construcción de nuevos centros comerciales y centros educativos, tanto escolares como universitarios, el desarrollo de clubes sociales y espacios de esparcimiento, y en menor proporción, la edificación de entidades de salud. Caso concreto en las zonas de Tabio, Cajicá, Zipaquirá, donde los centros comerciales y de comercio han aumentado de manera importante en el último año.

Para Páez, es un hecho que se está generando un espacio propicio para invertir en grandes proyectos de construcción en estas zonas. Y es que en su concepto, el futuro de la ciudad se está desplazando progresivamente a sus suburbios, tanto así que esta llamada conurbación alcanza una población de 9.023,644 de habitantes, cifra basada en el censo del año 2005, extrapolada al año 2013, convirtiéndose en una de las 30 aglomeraciones urbanas más pobladas del mundo.