martes, junio 16, 2009

Auditoría interna y control de riesgos en los negocios

La auditoría interna constituye un instrumento valioso para controlar y evitar el fraude al interior de las empresas, pero para que esta herramienta sea verdaderamente efectiva debe ir más allá de realizar esfuerzos de prevención basados en cuestionarios y evaluaciones de programas y pasar a una identificación más sólida y eficaz del mismo. En circunstancias normales, las empresas identifican las zonas de riesgo de fraude. Sin embargo, en tiempos de incertidumbre donde los despidos, la recesión económica, la presión laboral y la falta de incentivos por parte de los empleadores impulsan a los ejecutivos a la utilización de sistemas no convencionales de contabilidad que motivan el desarrollo de prácticas desleales.
Actualmente es prioritario para las organizaciones identificar maneras creativas de hacer frente al fraude de manera proactiva. La ironía es que muchas empresas creen que no corren un riesgo significativo. Sin embargo, de acuerdo al informe de la ACFE Asociación del Trabajo contra el Fraude y Abuso de 2008, el siete por ciento de los ingresos anuales de las empresas se pierden debido a prácticas fraudulentas.
Las organizaciones deben contar con esfuerzos adicionales para la detección del fraude basados en controles de los factores de riesgo y la utilización de pruebas de datos de análisis como la detección de fraude basada en el triángulo de vulnerabilidad, teoría desarrollada en los años 50 por el Dr. Ronald R. Cressey, para quien factores como: incentivo/presión, racionalización y oportunidad, son los elementos que motivan a los empleados a incurrir en acciones fraudulentas, y a su vez juegan un papel fundamental en la identificación, disuasión y detección de las mismas.
Otra de las maneras efectivas que permite la evaluación de los riesgos de fraude al interior de una organización es a través de los correos electrónicos de sus empelados, instrumento que proporciona información valiosa sobre el quién, qué y cuándo del mismo. Según Michael Cuff, agente especial de supervisión de la Sección de Delitos Financieros del FBI a través del correo electrónico se puede identificar la posición de una persona dentro de la organización y una posible motivación para cometer un presunto fraude.